jueves, 4 de junio de 2009

MONASTERIO DE SANTA CATALINA




El Monasterio de Santa Catalina de Siena, o Convento de Santa Catalina, es un complejo turístico religioso ubicado en el centro histórico de Arequipa, departamento de Arequipa, Perú


Fundado el 10 de setiembre de 1579 gracias a la donación de los bienes de doña María de Guzmán, viuda de don Diego Hernández de Mendoza, quien habría de ser la primera rectora del monasterio, bajo el nombre de Ana María de Jesús. En este monasterio ingresaban las hijas de las más distinguidas familias de la ciudad, que podían cumplir con la exigencia de la dote de mil pesos de plata ensayada y marcada y cien pesos corrientes para alimentos. A mediados del siglo XVIII la población se componía de cincuenta y siete religiosas de velo negro, dieciocho de velo blanco, cincuenta y un donadas y doscientas doncellas y seglares de servicio.

HSTORIA

No se tiene una idea certera de cuando fue construido como una ciudad pero se arguye que fue a raíz de los terremotos que destruyeron los ambientes casi completamente tanto en el año 1600 (19 de febrero), con la erupción del volcan Huaynaputina, y posteriormente con el terremoto de Santa Ursula (1687), a partir de los cuales los padres de las religiosas habrían tenido que dar el dinero para los ambientes de vida de sus hijas, y mandaron a reconstruir el convento por ambientes. Tiene un área de 20.426 m2. En el tiempo en el que hubo la mayor población en este convento vivieron allí alrededor de 500 mujeres de las cuales solo 180 fueron religiosas ( el resto eran las doncellas que servían a las religiosas, las niñas que vivian allí como educandas como en un internado y las refugiadas que se permitían en el convento por derecho de asilo .Los habitantes de Arequipa no tenían ninguna idea de qué pasó entre las paredes altas del complejo. Habían muchos los rumores y cuentos circulando entre la gente.
El Convento de Santa Catalina, se envolvió en un velo de misterio y silencio hasta 1970 en que una parte grande del convento abrió sus puertas para el público. Todavía viven monjas en el área del norte del complejo.
Todo fue renovado para poder lograr un mejor atractivo del público. Las pequeñas calles y cuadrados están llenos de flores coloridas y las paredes son pintadas en tintes frescos. Los callejones estrechos llevan a las diversas partes del convento que atraviesan por sitios pintorescos y sitios de estar y dormir con los muebles originales.
Algunos visitantes permanecen todo el día y reviven la vida inmóvil más allá de este convento o caminan en las calles internas y se pierden en el camino del tiempo. Este convento se sitúa en la calle del mismo nombre y cerca de la plaza de Armas.
Al interior se puede apreciar el claustro de la beata Sor Ana de los Ángeles la cual fue beatificada en la visita de Juan Pablo II en 1985 debido a que se le atribuyen milagros

ARQUITECTURA
El monasterio ocupaba originalmente un terreno de 20,000 metros cuadrados. El encanto de esta ciudadela reside en la solidez y plasticidad de sus volúmenes, y la belleza que maestros y alarifes lograron en la arquitectura de esos recintos mediante soluciones arizantes como los arbotantes o la construcción de recias arquerías asentadas sobre pilares.
En los interiores, las cúpulas y las cubiertas de bóveda amplían considerablemente el espacio y aumentan la sensación de fortaleza de los edificios. Se percibe así mismo, sobre todo en la zona de las callejas, la intervención de albañiles que, carentes de un diseño propiamente arquitectónico, fueron levantando muros, tejados, celdas, patios y portadas de sencillo planteamiento.
Desde el exterior se aprecia cómo la misma arquitectura ha marcado una estricta división entre el mundo del convento y el exterior. Un ancho muro de sillares rodea la ciudadela.
El actual edificio atesora espléndidas piezas de arte, como un altar barroco de madera tallada y dorada, de un cuerpo y tres calles, que exorna la capilla, y varias pinturas de la escuela cusqueña.

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